Su aplicación facilita las intervenciones quirúrgicas empleándose medicamentos que inducen al estado de inconsciencia del paciente.

Cuando oímos hablar sobre anestesia nos surgen una serie de interrogantes tales como: ¿cuántos tipos de anestesia hay?, ¿seré alérgico?, ¿funcionará en mí?, ¿el efecto durará lo que dure la cirugía?, ¿volveré a despertar?, estas inquietudes deberán ser siempre despejadas por el especialista -anestesiólogo- o un médico general mediante una consulta bastante previa  a la intervención quirúrgica.

Para entender claramente, es importante definir lo que significa anestesia y conocer que existen tres tipos:

La anestesia es un medicamento que se emplea para prevenir el dolor durante una cirugía u otros procedimientos; los anestésicos generalmente empleados son: en inyección, inhalación, gotas, loción, aerosol y parches cutáneos.

El efecto que provocará el uso del anestésico tal y como lo mencionamos anteriormente, es para  evitar dolor mediante la pérdida de la sensibilidad o de la conciencia.

Entre los tipos de aplicación de la anestesia se encuentran:

  1. Anestesia local: esta adormece una pequeña parte del cuerpo, como por ejemplo: cuando se necesita extraer alguna pieza dentaria, una herida que requiera sutura, entre otros. Con este tipo de anestésico el paciente estará en pleno uso de conciencia.
  2. Anestesia regional: aquí se emplea el medicamento en áreas más grandes del cuerpo, como por ejemplo, en una cesárea, parto o en cirugías menores. Con este tipo de anestesia, el paciente generalmente podrá estar despierto durante el procedimiento.
  3. Anestesia general: abarca todo el cuerpo, es decir, deja en estado de inconsciencia al paciente quien será incapaz de moverse. Su uso es durante cirugías mayores, como las cardíacas, cerebrales,  de espalda, trasplante de órganos y otros.

Lo que debes saber

Contar con el historial médico donde se conozca si el paciente es alérgico a algún medicamento, si tiene alguna condición médica previa o si ha sido operado anteriormente es fundamental para que el o los especialistas sepan cual es la condición y saber a qué atenerse.

Generalmente cuando ya es de nuestro conocimiento que seremos sometidos a una intervención, es normal que nos genere un estado de ansiedad, los pensamientos o sensaciones que tengamos son propios del momento, por tal razón siempre es importante contar con el apoyo y valoración del anestesiólogo y médico intervencionista.

Siempre puedes prepararte antes de…

Es importante que sea de tu conocimiento que el cirujano y el anestesiólogo están en el deber de brindarte la explicación sobre tu cirugía sin importar que el uso de la anestesia sea local,  regional o general, es por ello que te recomendamos tomar en consideración lo siguiente:

Antes del proceso: no dejes de seguir las recomendaciones de los especialistas en especial la de estar en ayuno si serás sometido a una cirugía donde te apliquen anestesia regional o general.

Durante: hoy en día la aplicación de la anestesia por vía intravenosa, inhalación por medio de una mascarilla u otras, es considerada como un evento seguro. Del mismo modo el anestesiólogo se hará cargo de tus signos vitales y de la sedación durante toda la intervención quirúrgica.

Después: una vez concluida la cirugía, el anestesiólogo revertirá el proceso  de la sedación y será el encargado de despertarte lentamente. Es normal sentirse un poco desorientado, aturdido, somnoliento y con la boca seca.  

Otros de los síntomas comunes después del efecto de la anestesia además del malestar general, están:

  • Náuseas y vómitos.
  • Dolor muscular.
  • Dolor de garganta, causado por la colocación de un tubo en la tráquea para respirar.
  • Escalofríos e hipotermia.

Por lo general, estos efectos secundarios se pueden manejar en la sala de recuperación. La mayoría son transitorios y se resuelven en poco tiempo.

Fuente: MWG – MejorConSalud – Medlineplus

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