Uno de tipo agudo  ha encendido las alarmas en Europa por un nuevo brote en niños, recordemos que esta enfermedad afecta al hígado y de no ser tratada pudiese ocasionar la muerte.

Pese a que no es una enfermedad desconocida, la hepatitis, como bien la define la Organización Mundial de la Salud (OMS), “es una inflamación del hígado que puede causar una serie de problemas de salud y hasta la muerte”.

Esta enfermedad hepática se divide en cinco cepas: A, B, C, D y E, teniendo cada una de ellas aspectos que las diferencian en especial en el modo de su transmisión, durabilidad, gravedad, geografía y prevención. Si bien dos tipos de ellas (B y C) pueden volverse crónicas, el diagnóstico  y el tratamiento a tiempo pueden mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.

¿Qué las diferencian?

Si bien cada una tiene como resultado lesionar al hígado, a continuación mencionamos qué las diferencian:

Hepatitis A y E

  • Contagio: se transmite normalmente a través de alimentos que hayan tenido contacto con agua contaminada con heces de una persona infectada. También se puede transmitir por el consumo de carne poco cocida de cerdo, venado y mariscos.
  • Tipo de infección: el virus de este tipo generalmente ocasiona una infección de corta duración ya que el cuerpo podría combatirla y por ende el virus desaparecer.
  • Síntomas: pueden tener o no síntomas leves, no obstante cada uno de ellos puede desencadenar fiebre, diarrea, náuseas, pérdida del apetito, malestar general, ictericia, orina oscura y otros.

Hepatitis B, C y D

  • Contagio: normalmente se trasmiten por contacto con la sangre de una persona infectada y esto es a través de agujas compartidas que emplean para el uso de las drogas o tener relaciones sexuales sin protección.
  • Tipo de infección: estos virus pueden causar infecciones agudas o crónicas, es decir, de larga duración. Cuando la enfermedad se vuelve crónica, es porque ya el organismo no puede combatir el virus  y por ende no desaparece,  generando complicaciones como: insuficiencia hepática, cirrosis y hasta cáncer de hígado,
  • Síntomas: no varían en cepas, generalmente van desde fiebre, pérdida del apetito, malestar, náuseas y otros.

Con un diagnóstico temprano y oportuno,  la hepatitis puede prevenirse a través de la vacunación, disminuyendo así el riesgo de tener complicaciones que comprometan inclusive hasta la vida.  

Recordemos que esta como otras enfermedades no deben tratarse a la ligera; la OMS estima que en el mundo hay “325 millones de personas que padecen de hepatitis B y/o C” y para muchas de ellos las pruebas de detección y el tratamiento aún siguen siendo inaccesibles.

OMS alerta por esta enfermedad

De acuerdo con la OMS, hasta el 21 de abril de 2022 se registró 169 casos de niños con hepatitis aguda y de origen desconocido que lamentablemente ya cobró la vida de un infante y ya ha sido motivo para realizar un trasplante. La cifra mencionada es de pacientes menores de edad ubicados en Europa.

Pese a que las cepas de la hepatitis se les conocen su medio de transmisión, hasta ahora se desconoce algún vínculo como un alimento o tóxico que haya podido ser el desencadenante, sin embargo, profesionales de la salud sospechan del adenovirus 41 como posible causante del brote de esta enfermedad hepática.

¿Qué son los adenovirus?

De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer de los Institutos Nacionales de Salud de los E.E.U.U, los adenovirus son “miembro de una familia de virus que pueden causar infecciones en las vías respiratorias, los ojos y el tubo gastrointestinal”.

Según los especialistas, los pacientes en edad pediátrica son lo más vulnerables a este tipo de virus y enfermedades que deben ser atendidas a tiempo.

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 Fuente: MWG – OMSNIDDK – Instituto Nacional de Cáncer USA